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martes, 10 de noviembre de 2009

curiosidades...

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Una práctica muy generalizada hasta el pasado reciente
Consumo humano
de bellota
Félix Rodrigo Mora
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La observación del deterioro medioambiental que origina la agricultura, en todas
sus manifestaciones, está llevando a prestar atención a regímenes alimentarios del
pasado abiertos a los frutos arbóreos, sobre todo la bellota.
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Hasta hace muy poco la harina de bellota,
así como la de castaña, solas o mezcladas
con las de cereales, han sido una parte
importante de la dieta humana, elaborándose
con ellas pan, talos, tortas, fritos
y otros productos básicos. Las bellotas,
además, eran comidas crudas, asadas y
cocidas. Todo ello tiene una gran tradición.
Estrabón, refiriéndose a los pueblos
prerromanos de Hispania, asevera que
se alimentaban las tres cuartas partes del
año de bellotas, “que secas y trituradas se
muelen para hacer pan”, aserto corroborado
por Plinio, quien aduce que se asaban
entre cenizas, lo que elimina el amargor.
En efecto, se suele sostener que sólo son
comestibles por las personas las de variedad
dulce, de la encina Quercus ilex subsp
ballota, pero la investigación de campo ha
manifestado que también se tomaban,
e incluso panificaban, las de roble, casi
todas con bastantes taninos y de sabor
amargo, una vez que se habían sometido
a procedimientos efectivos para desintoxicarlas,
algunos similares a los de endulzar
la aceituna de mesa. En realidad, los seres
humanos se han nutrido con bellotas de
todos los Quercus, quizá con la excepción
de la coscoja.
Una interpretación de extraordinaria
importancia la ofrece San Isidoro de Sevilla
en Etimologías, obra del siglo VII, donde
sostiene que el nombre latino de la encina,
ilex, deriva de electus, escogido, “pues
el fruto de este árbol fue el primero que
los hombres escogieron para su manutención”,
ya que “antes de que comenzasen a
utilizar los cereales, los hombres primitivos
se alimentaban de bellotas”. Al considerar
los hayucos, de tanta importancia como
nutrimento humano antaño, aduce sobre
la etimología del nombre del haya, fagus
que “tiene un origen griego, pues ‘comer’
en griego se dice ‘phagein’”, lo que parece
probar que su fruto fue preferente
nutrimento humano. Tuvo, igualmente,
mucha importancia el pan de castaña que,
junto con el de bellota, fue alimento de
los vascones, lo que les permitió tener una
demografía y abundancia material nada
desdeñables, como lo prueba que fueran
capaces de repeler con éxito los ataques
del reino visigodo de Toledo, y luego del
Estado islámico, durante siglos.
La recolección de bellota, probablemente
para consumo humano, está presente
en la icónica de monumentos románicos,
como el mensuario de la iglesia
de Hormaza (Burgos), de hacia 1200, y
las pinturas murales de la ermita de San
Pelayo, en Perazancas (Palencia), del siglo
XI. En el conocido documento, mandado
elaborar por Felipe II, “Relaciones histórico-
geográficas de los pueblos de España”,
los vecinos de Las Mesas (Cuenca) loan
un encinar comunal que les proporcionaba
una parte notable de su dieta, sobre todo
en los años malos para el cereal.
Un análisis excelente se encuentra en
la gran novela de Cervantes (cap. XI de
la primera parte), en el discurso de Don
Quijote a los cabreros, donde se exponen
las causas políticas del fomento de la agricultura.
Se arguye que hubo un pasado de
concordia, sin propiedad privada, ente estatal
ni opresión de la mujer, en el cual los
seres humanos se alimentaban de bellotas
y miel silvestre, edad magnífica porque en
ella “aún no se había atrevido la pesada
reja del curvo arado a abrir ni visitar las
entrañas piadosas de nuestra primera madre”.
Ello liga la agricultura a deficiencias
cardinales en la libertad política y civil, y la
recolección de frutos, la bellota en primer
lugar, a su general existencia.
Más próximos a nuestros días, sabemos
que la nutrición humana en las zonas
menos desnaturalizadas de Asturias a
comienzos del siglo XX seguía basándose
en la harina de bellota y castañas, y que
en la zamorana comarca de Sayago, en el
Maestrazgo y en otros territorios se han
comido bellotas hasta ayer mismo.
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La bellota
como nutrimento del futuro ?