Historias en aquellas cocinas de las viejas casas... Todavía en algunas se tiene la sensación de oir las voces de sus antíguos habitantes, al calor del fuego de aquellos hogares, donde hasta no hace muchos años, no se apagaban jamás.
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* Tradiciones de nuestros antepasados
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El culto al fuego
El rasgo esencial de la antigua adoración del fuego va unido al culto universal del hogar. En un culto se cubre el fuego todas las noches y se enciende el del día siguiente con el de la víspera. Dejarlo morir es un sacrilegio y se paga caro. Si por descuido el fuego Ilega a apagarse, es grande el disgusto que se apodera de la familia, pues la desgracia persigue ya de cerca la casa y a los que la habitan. Para que esto no suceda, cuidan con notable esmero de mantenerlo vivo durante todo el año. El fuego debe ser encendido con maderas blancas. Símbolo de la pureza. El fuego del hogar puede también significar la unión. Así, si el hombre solicita ante el fuego a la joven, ésta responde: "Home, que nos ve õ lume!" Con esta frase lo personifican y le dan una conciencia y lo miran como ser superior al cual no debe ofenderse. El fuego reúne las afecciones más caras al hombre, sobre todo al hombre primitivo ya que él confunde, en un mismo generoso abrazo, el respeto a los antepasados, el amor a la descendecia, la adoración al elemento que simboliza todo cuanto es grato a su corazón y compendia todas sus predilecciones. El hogar es la patria del hombre, los de su sangre son su pueblo, su dios el fuego que arde sobre la piedra del hogar, vivo y eterno mientras la familia dura. La función del fuego se entiende primero como protector de la familia y después como dios.
Era cosa corriente que desde el día de Navidad hasta el primero de enero ardiese en el hogar el gran leño que tenía el nombre de Tizón de Navidad. Según la creencia popular, sus cenizas eran buenas para curar calenturas, para ellos la enfermedad por excelencia. En este culto se puede hoy ver una manifestación y es que con ella continuaba el culto del los antepasados y el druídico de la encina. Es probable que el tizón se encendiera para que el fuego fuese más vivo en aquellos días de regocijo y que las almas de los padres viniesen a visitar a los suyos, tuviesen un calor más grande y un más puro. Así tiene un doble símbolo, el de la integridad de la familia y el de la adoración de los dioses.
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